Nadie se alabe, hasta que acabe

Madrid vuelve a fracasar, por tercera vez consecutiva, en su intento por albergar unos Juegos Olímpicos. Habrá españoles que se llevaron decepción, otros que sentían indiferencia y también los había que se alegraban, pero todos ellos echaban culpas. Que si el COI tiene preferencias, que si las revueltas de Turquía, el accidente de Fukushima, votan pensando más en política que en deporte, el inglés de Ana Botella, las respuestas de Alejandro Blanco sobre el dopaje... se ha oído de todo menos lo normal: hemos perdido y punto.

 En España siempre hemos tratado de vender la imagen de tener equipos humildes y que parten desde abajo (eso se ha oído sobretodo cuando ganamos el mundial de fútbol y los mundiales de natación), pero, generalizando por la prensa y algunas opiniones, no sabemos perder. Nos falta autocrítica, no me quiero imaginar lo que podríamos haber llegado a decir si perdemos la final del mundial en Johannesburgo... seríamos capaces de nombrar a Howard Webb persona non grata. Lo ocurrido el sábado en Buenos Aires es otro caso de una soberbia prematura, de que quizás nos hemos acostumbrado a ganar todo lo relacionado con el deporte. No sólo nos vendieron la moto de que íbamos a ganar de calle, sino que nosotros nos lo creímos. Si hubiésemos llegado a fijar la vista fuera de los medios nacionales, hubiéramos observado que éramos los menos favoritos, y ya se sabe que las casas de apuestas hacen estudios trabajados...

Vamos, que como nos ha pasado con la Copa Confederaciones, con los Juegos Olímpicos y nos puede pasar con cualquier otra cosa: nos damos por vencedores antes de empezar y nos cuesta digerir la derrota, y toca poner la excusa de turno ("la Copa Confederaciones es un mal torneo", por ejemplo), pero me sigue sorprendiendo la cantidad de evasivas en cuanto a la elección de la sede para recibir los Juegos en 2020.

Empezamos por las supuestas "preferencias" del COI, puede ser posible que al comité le beneficie más un país que otro, pero cuando la ciudad escogida fue Barcelona pocos españoles conspiraban con las prioridades de los votantes (sobretodo teniendo en cuenta que el difunto Samaranch, presidente del comité por entonces, era natal de la ciudad condal). Sobre comparar las catástrofes políticas y ambientales de los rivales, quizás estamos cayendo en una contradicción provocada por nosotros mismos, ya que también se dice que no nos eligieron por la mala situación política del país, mientras nosotros ponemos eso mismo como punto negativo de los rivales. En cuanto a la "relaxing cup of café con leche", es más una anécdota graciosa idónea para las redes sociales que una razón para no votar a Madrid; desde luego no sirve para nada como justificación.

Parafraseando a San Agustin: "La soberbia no grandeza, sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano".